miércoles, 14 de febrero de 2018

Costó un perú

Corresponde comenzar esta crónica con una aclaración: como hinchas de Rampla estamos sumamente felices y agradecidos por haber disfrutado lo que para muchos es la primera participación del picapiedra querido en una competición internacional. Fue maravillosa la previa, tanto en Perú como en Uruguay y el resto del mundo, con la ilusión y la alegría de ramplenses de todas partes palpitando este partido tan lindo.

Jamás olvidaremos esta experiencia, los que fueron a Perú y los que lo vimos por televisión, y el agradecimiento para quienes nos permitieron vivirla (jugadores, cuerpo técnico y dirigentes) es y será enorme siempre.

Dicho esto, creemos que la parcialidad merece un análisis futbolístico acorde a lo que siempre intentamos brindar desde este espacio, para intentar desmenuzar esta derrota de Rampla Juniors 2-0 ante un modesto y bastante limitado UTC de Cajamarca.

Para enfrentar al conjunto peruano el cuerpo técnico optó, a nuestro criterio acertadamente, por cambiar la figura táctica, sacrificando un delantero para colocar un mediocampista más. El 4-2-3-1 nos permitiría poblar más la mitad de la cancha, y tener una primera línea de volantes que pudiera tapar la salida de balón del UTC.

Rodrigo Odriozola estuvo en el arco; Gabriel De León, Gonzalo Rizzo, Willy Techera y Fabián Píriz en defensa; Nicolás Rocha y Jhony Galli como volantes centrales; más adelantados Ignacio Panzariello, Diego Benítez y Hugo Dorrego; quedando Julián Lalinde como único punta.

En en plano defensivo, Rampla estuvo ordenado, las líneas juntas, sin dejar espacios. Se fue con todo a cada pelota dividida. Se buscó presionar la salida del rival, a punto tal que UTC debió recurrir a los pelotazos largos para poder avanzar en la cancha. Esa parte del libreto salió bien, y fue lo que nos faltó contra Nacional. Con este esquema, seguramente la historia frente a los tricolores hubiera sido distinta.

Sin embargo, en relación a la creación de juego, volvimos a ser un equipo con toque intrascendente, falto de profundidad y juego vertical, que prácticamente no pisa el área rival y ni siquiera genera infracciones cerca de ella. Solo pequeñas asociaciones o impulsos individuales nos permiten contar con algunas llegadas aisladas.

Así generamos la primera jugada peligrosa del partido. A los 6 minutos, una buena combinación entre Benítez y Lalinde, con devolución de taco de este último y remate cruzado del volante que se pierde apenas afuera. Ese avance nos ilusionó, pero terminó siendo un espejismo.

Rampla no llegó más con pretensiones al área rival, pero justo es decirlo, UTC tampoco inquietaba a la última zona picapiedra. En ese sentido el panorama no nos desagradaba, por más que todos éramos conscientes que marcar un gol de visitante era muy importante.

El quiebre se produce al minuto 34. Fabián Piriz, que estaba amonestado (al juez brasileño le vino un arranque de tarjeterismo en que te sacaba amarilla hasta por respirar fuerte cerca de un rival) fue al cruce con miedo a que una falta le costara la expulsión y perdió la marca de Ponce, que se le escapó y remató cruzado, venciendo a Odriozola. Así, haciendo muy poco, el local se puso 1-0 arriba.

Rampla respondió rápido y al minuto casi logra el empate. Tiro de esquina de Dorrego por bajo al primer palo, pase atrás de Píriz y De León, entrando totalmente desmarcado por el medio, le pegó para afuera. Una jugada de laboratorio perfecta a la que le faltó la puntería de nuestro lateral derecho.

(foto: AFP)

Sobre los 39´ tuvimos otra aproximación con un centro largo y llovido que Benítez cabeceó en forma débil, facilitándole la tarea al arquero Carvallo, un guardameta que dicho sea de paso tiene baja estatura, lo cual habrá que aprovechar mejor en el partido de vuelta.

El primer tiempo se fue con ese 1-0 que era demasiado premio para UTC y un inmerecido castigo para Rampla. De cualquier modo, en los 45 minutos iniciales todos sacamos una conclusión fundamental: este equipo peruano no era ningún cuco. Son un conjunto ordenado, pero realmente limitado en su juego, y un rival totalmente al alcance de nuestro Rampla.

Con las ilusiones renovadas y un cambio de piezas salieron los picapiedras a jugar el segundo tiempo. Ingresó Mauricio Felipe por Píriz en el lateral izquierdo. El juvenil cedido por Peñarol tuvo problemas en la marca y además estaba amonestado.

Los primeros minutos de Rampla fueron auspiciosos, presionando en campo rival y metiendo al UTC contra su área. Producto de esa presión generamos una chance a los 4 minutos. Dorrego fue arriba a marcar, un defensa peruano despejó y la guinda le rebotó a nuestro volante, cayendo en el área. Lalinde la controló en forma notable pero cuando fue a patear se quedó sin ángulo, rematando desviado.

Como notarán en la crónica y observaron quienes vieron el partido, todo medio “a los ponchazos” lo del picapiedra en ofensiva, y no tanto a través de jugadas elaboradas. De cualquier manera, Rampla era protagonista, se paraba en campo rival y el local no estaba cómodo en la cancha.

Así fue hasta el minuto 6 cuando se produce, a nuestro criterio, la incidencia clave del partido. Ataque de los rojiverdes, centro peligroso al área y Benítez que como no llega con la cabeza mete le mano. El árbitro lo ve, le muestra la segunda tarjeta amarilla y luego la roja.

Una irresponsabilidad enorme de Benítez, que estando amonestado (injustamente debemos decir, porque fue por una falta en el primer tiempo que no era para tarjeta), comete una tontería que deja a Rampla con un hombre menos y justo en el mejor momento del equipo. Inadmisible hasta en un partido de la B, mucho más en el cotejo más importante de la historia del club.

Y aquí, sin intención de crucificar al muchacho, queremos dejar una reflexión personal.

Siempre se habla de darle lugar a los futbolistas que están desde hace tiempo en Rampla. Los que se bancaron no saber si jugábamos o no en la B, los que aceptaron cobrar el mínimo y sufrieron los atrasos en los pagos, incluso los que aún llegando al club ya en primera saben lo que costó que hoy Rampla esté donde esté. Ellos, sin duda, iban a valorar más estar en esta instancia que alguien que vino de afuera y se puso la camiseta estando todo resuelto. Es natural que así sea.

Quizás por eso duele que, por ejemplo, Adrián Leites, exponente fundamental en el grupo de jugadores que nos trajo hasta donde estamos hoy, tenga que mirar la Copa Sudamericana por televisión desde un equipo de la segunda división de Chile. La dirigencia conocerá los motivos, pero dejamos ir a un jugador como Adrián, totalmente identificado con la camiseta y de comprobadas buenas actuaciones en Rampla, para traer otros jugadores cuyo rendimiento es una incógnita.

No dudamos que Diego Benítez tiene buenas condiciones. Se nota cuando uno lo ve jugar, como se mueve, la técnica que posee. Pero va a tener que romperse el lomo el doble que el resto para compensar, de alguna manera, el dolor de cabeza que nos causó con esta irresponsabilidad que cometió. Ojalá sus compañeros logren revertir la serie el 8 de marzo, ya no depende de él puesto que por la suspensión automática no podrá jugar la revancha.

Consideramos que nada es más perjudicial en un partido de copa como visitante que quedar en inferioridad numérica, porque el rival encuentra tiempo y espacios que antes no tenía, y te provoca un desgaste físico tremendo. 

(Foto: AFP)

Los picapiedras tuvieron un interesante remate de media distancia de Dorrego, bien controlado por el arquero, pero luego se les hizo muy cuesta arriba llegar al área contraria. La expulsión cambió el trámite radicalmente, UTC comenzó a mover la pelota de aquí para allá, esperando el momento para dar el golpe.

Así fue que a los 16 minutos lograron el 2-0. Un córner tirado “de garrón” (porque el ejecutante ni siquiera acomodó la pelota) nos sorprendió y el zaguero Cardoza tuvo todo el tiempo del mundo para bajar la guinda en el segundo palo y vencer a Odriozola.

A partir de ahí nos vimos venir lo peor. Un gol más de UTC dejaba casi sentenciada la serie. Sin embargo, sorpresivamente para nosotros, el equipo local pareció conformarse con el resultado y se dedicó a cuidarlo, en lugar de aprovechar la localía, el hombre de más y el cansancio de nuestros jugadores para liquidar la serie. Dejaron venir a Rampla e intentaron hacer lo que mejor saben hacer: esperar y contragolpear. Y por esto mismo serán un rival muy de cuidado en Montevideo.

Aunque ellos hayan mermado en su vocación ofensiva, igual corresponde destacar la tremenda entrega de nuestros futbolistas, que hicieron un esfuerzo superlativo para disimular la inferioridad numérica e intentar lograr un gol que hubiese sido vital de cara a la revancha (recordemos que en caso de igualdad en goles los tantos de visitante se computan doble, y si Rampla perdía 2-1 en Lima le bastaba con ganar 1-0 en Montevideo para clasificar).

Fue impresionante el despliegue de Dorrego y Rocha en el medio campo, corriendo, metiendo y jugando. Tremendo el ida y vuelta de Panzariello, que muchas veces solo, rodeado de rivales, se las arregló para generar una falta o un saque de banda. Muy bien también la defensa, aguantando ordenada y desactivando varios ataques de riesgo.

(foto: AFP)

En el transcurso de la media hora final ingresaron Cristian Olivera y Santiago González, por Jhony Galli y Julián Lalinde. El “mago” mostró su habitual técnica, armando el juego y generando faltas. Santiago lamentablemente fue absorbido por los zagueros rivales y no gravitó.

Tuvimos alguna llegada de pelota quieta y la mejor que fue una chance de Panzariello a los 39 minutos, que recibiendo en la medialuna se acomodó y sacó un remate que salió al medio del arco y fue buen controlado por el guardameta. Nada que reprocharle al “panza” que quedó exhausto de tanto correr.

Así llegamos al final del partido, con el gusto amargo de haber perdido 2-0 ante un rival que creemos no es más que nosotros, en un partido que de no ser por la expulsión hubiera tenido un desenlace más parejo.

La diferencia es importante y remontarla será muy difícil pero no imposible. La llave está abierta. El tema es que para tener posibilidades debemos mejorar muchísimo. Hoy por hoy nos cuesta horrores hacer un gol, algo que se arrastra desde finales del año pasado. Venimos en una racha de 6 derrotas y 1 empate (entre torneo local y el partido de copa) donde solo convertimos 2 goles y 1 fue de penal.

Lo positivo es que hay tiempo, varios partidos para ir probando soluciones, buscando variantes y recuperando jugadores (como Matías Soto que entendemos es fundamental en este equipo). Y siempre tendremos esa esperanza de que si el 5-4 fue posible todo puede pasar mientras la pelota gire y haya muchachos sudando nuestra camiseta.

Antes de terminar, capítulo aparte para la hinchada picapiedra presente en el estado Miguel Grau. No solo estuvieron un buen número, sino que gritaron y alentaron fuerte, haciendo que por televisión diera la sensación que el local en realidad era Rampla. Una lástima que no tuvieron el premio del resultado, pero seguro la experiencia no se la olvidarán jamás.

Ojalá sea el primero de muchos viajes al exterior viendo al querido rojiverde. ¡Arriba Rampla!

3 comentarios:

  1. Muy buena crónica subrayó lo de Leites y corto prieto que esta en danubio ahora .. Y antes que Benítez hubiera preferido a Mati Rigoleto .. Masticando bronca pero ajustando detalles no es ningún cuco sin desmerecer. Se puede revertir y hay que llenar todas las tribunas que nos den en el franzini!!! Me quede con ganas de ir por dinero y trabajo pero la hinchada fue local en Peru y demostro que Rampla es grande Vamos la verde carajo !!!

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  2. Estar ahi sera inolvidable fieles testigos directos del debut internacional.esta serie SE PASA vamos Nosotros a llenar el Franzini

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  3. No son ningún cuco todo lo contrario. Yo estuve en Perú y en la cancha se vio que no son gran cosa. Los dominamos cuando quisimos. Lastima los errores que tuvimos. Obvio que se puede revertir si tenemos mucha actitud y rebeldua los pasamos por arriba

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